Debido a la larga distancia entre los puntos donde se produce y se demanda, resulta fácil olvidarse del gran esfuerzo requerido para producir lo que permite que el mundo siga funcionando día con día: la energía. O en este caso en particular, la electricidad. Aunque probablemente muy lejos de los puntos de consumo, la emisión de gases contaminantes ocurre durante su generación y transporte, la percibimos en todas partes, ya sea en nuestra salud o en el deterioro del ambiente.
En Latinoamérica, se han promovido diferentes instrumentos para incentivar la generación de electricidad con base en fuentes menos contaminantes, incluyendo tarifas preferenciales, facturación neta de energía y subastas de capacidad o energía. En toda esta región del continente, sólo Chile y México han establecido sistemas de certificados de energía para aquellas fuentes que producen una menor cantidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) por unidad de energía producida.
El nuevo marco legal de México permite que las transacciones de energía eléctrica se lleven a cabo a través del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) y la creación de un Mercado de Certificados de Energías Limpias (CEL). Lo anterior responde a la necesidad de promover un crecimiento económico desacoplado del aumento en sus emisiones de GEI. Además, México ha fijado compromisos a distintos niveles relacionados con la producción de energía limpia, por ejemplo, una producción mínima del 25% de la generación total de energía eléctrica del país proveniente de fuentes limpias para el año 2018, del 30% para 2021 y del 35% para 2024.
La misma regulación define un CEL como: “Un Megawatt-hora producido por centrales que operan a partir de fuentes limpias"(1) y establece los requerimientos de CEL que los centros o puntos que suministran a usuarios finales, deberán cumplir a partir de 2018. Por otra parte, esto permite que el precio de los CEL se establezca a través de contratos, subastas o sea determinado por la oferta y demanda en el mercado. Además, los CEL se otorgan de forma indistinta, sin importar la tecnología de la cual provenga. Es más, fuentes que utilicen una mezcla de fuentes fósiles y limpias, pueden obtener CEL por la fracción de electricidad producida a partir de fuentes limpias (por ejemplo, cogeneración eficiente). Es importante mencionar que el mercado también permite a una persona física o moral comprar, vender o cancelar CEL de forma voluntaria.
En el mercado internacional y voluntario de instrumentos similares a los CEL, la información útil para posibles compradores incluye: precio, reportabilidad, ubicación, tecnología utilizada para producir la energía, edad, entre otros. Por lo anterior, la diferenciación de los CEL eventualmente será un tema central al determinar sus precios en México.
Típicamente, en lugares donde las emisiones de GEI han sido limitadas y reguladas, también existe una clara diferenciación entre los certificados de energía y los de reducción de emisiones (2). A falta de algún otro instrumento, son los CEL los que llevan consigo varios de los atributos de la fuente de la cual provienen, por ejemplo: el vinculado a la reducción de emisiones de GEI. El uso de “etiquetas" para conocer la fuente de generación de la energía, representan una oportunidad para que las organizaciones en México puedan utilizarlos en esquemas de reporte, como el internacionalmente reconocido CDP.
La diversificación de los certificados de energía a nivel internacional está siguiendo una ruta similar a la de los certificados de reducción de emisiones. Los certificados GoldPower por ejemplo, aplican el criterio de “adicionalidad", garantizando a las organizaciones que los compran, que los proyectos de los que provienen no hubieran podido volverse realidad sin este incentivo.
Hoy en día, la adquisición de energía de fuentes limpias es más importante que nunca. Por ejemplo, la iniciativa RE100 reúne a las compañías más influyentes del mundo en un sólo compromiso: la adquisición del 100% de la energía eléctrica consumida a partir de fuentes renovables.
Aunque es cierto que Europa y Estados Unidos tienen más experiencia en certificados de energía renovable, México no es precisamente nuevo en el tema. En este momento, el sistema que hará operativo al mercado de CEL ya está en proceso de creación para arrancar en 2018.
Las lecciones aprendidas a través de otros mercados en el mundo pueden servir para evitar una potencial sobresaturación del mercado mexicano, ya que se espera que los CEL incentiven proyectos realmente “adicionales", que no ocurra la -antes mencionada- doble contabilización de atributos, y que sea una herramienta que permita al país alcanzar sus metas nacionales e internacionales, así como a las organizaciones las propias a nivel individual.
Autores: Miguel Chavarría
Miguel es Consultor Senior en South Pole, colaborando como project manager y experto en cambio climático. Miguel tiene una extensa experiencia a nivel internacional y está comprometido a diseñar y proveer soluciones sostenibles a nuestros clientes en diversos sectores, principalmente en energía, industrias manufactureras y agua. Él tiene un gran experiencia en contabilidad y reportes de Gases de Efecto Invernadero (GEI), el diseño de Acciones de Mitigación Nacionalmente Apropiadas (NAMAs) y Estrategias de Desarrollo Bajo en Carbono (LCDS), así como brindando servicios de consultoría para la certificación o reducción de emisones en proyectos reconocidos bajo distintos programas internacionales, tales como Mecanismos de Desarrollo Limpio (CDM) y Verificación de Carbono Estándar (VCS). Miguel tiene una maestría en Sistemas Ambientales por parte del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, y actualmente se encuentra basado en nuestras oficinas de la Ciudad de México.