Desde vastos valles, hasta elevadas montañas, Colombia presenta uno de los más hermosos e inimaginables paisajes del continente. Sus ecosistemas albergan miles de especies que adornan y hacen único cada fragmento de sus humedales y bosques tropicales. Desafortunadamente, estos pequeños paraísos colombianos han sido dañados por la alta explotación de sus tierras, lo cual pone en riesgo el hábitat de cientos de especies y los medios de vida de miles de personas. El muriqui, o mono araña lanudo, es una de las especies que comenzó a desaparecer debido a la invasión de su hábitat por medio de la deforestación y la caza, hasta el nivel de encontrarse a punto de extinguirse. Afortunadamente y gracias al movimiento que generan los Mercados de Carbono, hoy existen fuentes de financiamiento para apoyar proyectos que se interesan por la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas; uno de ellos es el proyecto “Asorpar" en Cáceres.
Mico de noche caribeño (Aoutus griseimembra), una de las especies preservadas por el proyecto "Asorpar"
Devastadas durante años de explotación excesiva por actividades mineras, ganaderas y plantaciones de coca ilegal, la supervivencia del capital natural y la biodiversidad en el Bajo Cauca Antioqueño, estaban al borde del desastre. A diferencia de las prácticas más comunes en proyectos de reforestación, el proyecto Asorpar - pionero en su género - se caracteriza por restaurar los suelos degradados a través del restablecimiento de la estructura y funcionalidad de las tierras con especies nativas y mixtas, así como la recuperación de las áreas restauradas para generar hábitats aptos para las especies en peligro de extinción y la creación de medios de vida a través de prácticas sostenibles.
En sus inicios, se establecieron aproximadamente 20 especies arbóreas nativas, las cuales han permitido que se vuelvan a incorporar más de 75 especies adicionales. Su implementación se ha basado en la preservación de especies y ecosistemas, partiendo de las necesidades locales de conservación y adaptación a los suelos afectados por la explotación desmesurada. El proyecto también dio lugar a un nuevo hábitat para especies en peligro de extinción como jaguares, tortugas, loros y monos.
Asorpar es el primer proyecto de reforestación de América Latina en certificarse bajo ambos estándares voluntarios de carbono: el Estándar Verificado de Carbono (VCS) -actualmente la certificación más estricta para proyectos de carbono forestal- y el Estándar de Clima, Comunidades y Biodiversidad (CCBS).
Además de la captación de carbono, la plantación y regeneración asistida de las especies, así como la generación de hábitats, permite que las áreas restauradas recuperen parte de su capacidad para generar servicios ambientales y empleos. Todo esto es posible por medio del movimiento de los mercados de carbono, como mecanismo de financiación para proyectos sostenibles.
Habitantes de la región beneficiados con los empleos generados por el proyecto en el Bajo Cauca Antioqueño
El mercado de carbono voluntario en Colombia ha evolucionado notablemente en los últimos cinco años. Se han generado más de 800,000 bonos de carbono bajo el estándar VCS, más de 200,000 bonos de carbono certificados por el Gold Standard y actualmente se implementan diversos proyectos adicionales utilizando el VCS, GS y Plan Vivo. De estos bonos voluntarios, al menos 500,000 ya han sido vendidos, contribuyendo a la conservación de más de 20,000 hectáreas de bosques nativos, a la restauración de más de 10,000 hectáreas de tierras degradadas, la generación de energía renovable, beneficios en infraestructura, educación y a la mejora de las condiciones de salud para miles de mujeres y niños en áreas rurales. Estos proyectos aportan directamente a la conservación de especies en peligro de extinción como el jaguar o los magnolios nativos.
Asorpar sólo es uno de los múltiples proyectos posibles gracias a la participación de las empresas en la compensación de emisiones por medio de bonos de carbono. Todos los proyectos enfocados a la reducción de GEI son una forma de activación de recursos financieros significativos, los cuales permiten continuar generando acciones contra el cambio climático, al mismo tiempo que repercuten en los sectores público y privado.
Además de la restauración de tierras y la creación de hábitats para especies amenazadas, el proyecto Asorpar trajo consigo otros beneficios como la mejora del agua y el suelo en las zonas saneadas y la generación de 150 empleos, los cuales han creado alternativas sostenibles e imprescindibles para la región, la cual dependía generalmente de actividades ilegales como modo de supervivencia para sus habitantes.
Al igual que con todas sus iniciativas de reducción de emisiones, el proyecto Asorpar se encuentra alineado con nuestra misión en South Pole : Permitir crear valor agregado a nuestros clientes a través de iniciativas sostenibles por medio de proyectos que generan bonos de carbono certificados con estándares internacionales, los cuales apoyan de forma integral a los ecosistemas y las comunidades, además de otras tantas soluciones en torno a la sostenibilidad.
Finalmente, se puede decir que esto ha sido un ganar-ganar-ganar. Estas regiones han obtenido una segunda oportunidad: un nuevo hábitat para el muriqui y otras especies, beneficios para los integrantes de las comunidades, apertura financiera con los mercados de carbono, y la regeneración de estos invaluables ecosistemas. Todo se conecta, y con acciones positivas, todo se transforma.
Especie de murciélago (Myotis Sp) hallado en las regiones reforestadas con este proyecto