Dado que la pérdida de biodiversidad está adquiriendo la misma importancia, si no mayor, que el cambio climático, la "COP sobre biodiversidad de la ONU" o COP15 pretende dotar a la biodiversidad y los ecosistemas de la misma protección internacional que el clima mundial.
Pero, ¿por qué deberían tomar nota las empresas?
Para las empresas con visión al futuro es ya una práctica habitual considerar los riesgos y oportunidades que presenta la lucha contra el cambio climático. Por otra parte, la pérdida de biodiversidad y el declive de los ecosistemas suponen importantes pérdidas potenciales para las empresas, tanto ahora como en el futuro, al igual que un riesgo para la vida en el planeta. De cara al futuro, los resultados empresariales estarán directamente vinculados a la salud de la naturaleza mundial.
En la actualidad, más de la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza. Si la perturbamos con incendios, agricultura o desarrollo comercial, corremos el riesgo de liberar más de 300 gigatoneladas de "carbono irrecuperable" encerrado en turberas, humedales, suelos y océanos. Estas reservas de carbono pueden desvanecerse, liberando a la atmósfera emisiones almacenadas durante mucho tiempo y afectando negativamente a nuestro clima actual y a la vida en la Tierra que depende de él. Industrias como la agricultura, la moda, la alimentación y las bebidas podrían sufrir importantes afectaciones, ya que los servicios ecosistémicos de los que dependen, suelos sanos, agua limpia, polinizadores y regulación del clima, se vuelven menos disponibles y menos fiables.
Al mismo tiempo, las empresas tienen la oportunidad de desempeñar un gran papel en la defensa de la naturaleza. Dada la gran influencia que ejercen en sus cadenas de suministro y sectores, cuando una gran empresa se moviliza, todo un ecosistema de valores y actores le siguen detrás. Además, las empresas cuentan con la atención de sus consumidores y pueden sensibilizar e impulsar a amplios sectores de la población hacia opciones más sostenibles. Y la presión va en ambas direcciones: el 80% de los jóvenes de la Generación Z y de los millenials creen que las empresas tienen la obligación moral de salvaguardar la biodiversidad y proteger la naturaleza, mientras que los inversores piden a las empresas que muestren, no que digan, cómo tienen en cuenta el riesgo financiero relacionado con la naturaleza.
Nunca ha estado tan claro que invertir hoy en la naturaleza salvaguardará la seguridad financiera de las empresas mañana, al igual que asegurará un futuro seguro y habitable para las proximas generaciones. Por lo tanto, junto con la acción climática, las empresas necesitan invertir en biodiversidad como una forma de asegurar sus cadenas de suministro, su reputación y su licencia social para operar y, lo que es más importante, para seguir siendo relevantes entre una base de consumidores e inversores cada vez más exigente. Quienes puedan entender y trabajar eficazmente con la naturaleza en lugar de contra ella sabrán cómo gestionar el riesgo, aprovechar las oportunidades y expandirse a medida que el mundo que nos rodea siga transformándose.
La salud de nuestra economía mundial está estrechamente ligada a la de nuestros ecosistemas
La biodiversidad es la variedad de toda la vida en la Tierra. Las especies dependen unas de otras en una relación mutuamente beneficiosa que se denomina ecosistema, y los ecosistemas sanos nos proporcionan agua y aire limpios, regulan el clima, protegen nuestro suelo y nos proporcionan alimentos e incluso medicinas.
Mucho más que un bonito fondo de pantalla en su iPhone, los ecosistemas sanos nos suministran todo lo que necesitamos y constituyen la columna vertebral de nuestra economía. Sin embargo, a pesar del fuerte vínculo entre biodiversidad y prosperidad humana, no hemos hecho un gran trabajo para mantener la biodiversidad intacta. En la actualidad, cerca del 75% de los alimentos del mundo proceden del cultivo de sólo doce plantas y cinco especies animales, pero criar una variedad tan pequeña de plantas y animales en cantidades tan masivas hace que estas especies sean más vulnerables a plagas o enfermedades, lo que en última instancia podría suponer un desastre para las poblaciones que dependen de ellos. Al mismo tiempo, una parte importante de la producción mundial de alimentos depende de los polinizadores, como las abejas, cuyo número está disminuyendo a un ritmo alarmante en todo el mundo.
La pérdida de biodiversidad está empezando a obstaculizar la capacidad de las empresas para crear resiliencia frente a futuras crisis climáticas en sus cadenas de suministro, y para garantizar su licencia social para operar a largo plazo. Ya se trate de agua dulce, aire limpio, fertilidad del suelo u otros servicios básicos de los ecosistemas de los que dependemos, las especies que contribuyen a mantener el delicado equilibrio de los ecosistemas locales corren más peligro que nunca. Y cuando estas especies empiezan a desaparecer, los efectos se hacen rápidamente visibles. Las pandemias y otros riesgos para la salud, por ejemplo, ya no son principalmente el resultado de la exposición a fuentes locales de contaminación, sino que se deben a presiones más amplias sobre los ecosistemas, desde el agotamiento y la degradación de los recursos de agua dulce hasta los impactos del cambio climático global en las comunidades locales.
Las empresas también están notando ya las repercusiones financieras de la pérdida de biodiversidad. La inacción en la gestión del agua por parte de las empresas está resultando miles de millones de dólares más costosa que la "acción por el agua". Irónicamente, una de las mejores formas de proteger nuestros suministros de agua es a través de ecosistemas sanos que proporcionen almacenamiento de agua, regulación del caudal, filtrado y protección contra inundaciones y sequías.
Se den cuenta o no, las empresas dependen de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos como requisito básico para poder avanzar en su negocio. Las empresas farmacéuticas recurren a la naturaleza para desarrollar nuevos medicamentos. Los turistas acuden en masa a los parques naturales y las playas hermosas. Los pescadores alimentan a miles de millones de personas al día con los océanos del mundo. Está claro que nuestros modelos de negocio dependen de la naturaleza.
Sin embargo, a medida que los ecosistemas se deterioran, las empresas se enfrentan a importantes riesgos, como el aumento de los costos de las materias primas, la necesidad de más fertilizantes químicos, una mayor exposición a posibles fenómenos naturales (sequías, inundaciones, deslizamientos de tierras) y la reacción de consumidores e inversores. A pesar de todo ello, la mayoría de las industrias y empresas operan hoy en día erosionando los territorios y ecosistemas de los que dependen. La mayor parte del mundo empresarial sigue sin comprometerse a acabar con la deforestación, por ejemplo, a pesar de que es más fácil de medir que otros riesgos del capital natural.
Trabajar junto a la naturaleza, y no contra ella, ayuda a proteger servicios ecosistémicos críticos, como el agua dulce del río Huayabamba, en la zona del proyecto de Conservación Alto Huayabamba. Crédito de la imagen Marco Gutiérrez-AMPA.
Aunque los compromisos corporativos para proteger la biodiversidad y el capital natural siguen siendo escasos y dispersos, están en constante aumento. La biodiversidad se está convirtiendo rápidamente en un área de interés para las empresas textiles y de la moda, por ejemplo, más del 50 % de las empresas de estos sectores la reconocen como un riesgo prioritarion y casi el 60 % se han comprometido públicamente a abordarlo, nada menos que por la presión de los inversores.
Un grupo importante de bancos y administradores de activos están empezando a incluir la conservación de la biodiversidad en sus consideraciones de financiación. Muchas instituciones financieras también han firmado el Compromiso de Financiación para la Biodiversidad, una de las muchas iniciativas del sector financiero, que cuenta ya con casi 90 organizaciones con más de 14 billones de dólares de activos gestionados.
Estas señales forman parte de una tendencia más grande en la que se espera que las inversiones corporativas en la naturaleza impulsadas por la cadena de suministro aumenten significativamente en la próxima década. Esto puede observarse en el creciente número de fondos corporativos para la naturaleza de empresas como Apple y L'Oréal, que suelen estar respaldados por compromisos de toda la empresa relacionados con las emisiones net zero de de carbono y/o la biodiversidad u objetivos positivos para la naturaleza. Un ejemplo concreto es Kering, la empresa matriz de Gucci, Alexander McQueen, Saint Laurent y muchas otras, la cual se ha comprometido a tener un impacto positivo neto en la biodiversidad para 2025, partiendo de la base de que necesitan proteger las granjas y los bosques de los que obtienen sus materias primas.
También están surgiendo otros enfoques innovadores de financiación para la naturaleza y la biodiversidad. Un ejemplo es el Landscape Resilience Fund, desarrollado conjuntamente por WWF Suiza y South Pole, que combina financiación pública, filantrópica y privada para apoyar la adaptación al cambio climático y la conservación de la biodiversidad en zonas rurales. Otra es la Coalición para la Inversión Privada en Conservación, que trabaja para conseguir un aumento material de la inversión privada de forma rentable para la conservación. Mientras tanto, los créditos de biodiversidad respaldados por marcos metodológicos están proporcionando una forma de canalizar las inversiones obligatorias y voluntarias en beneficios cuantificables para la biodiversidad, donde cada crédito representa la unidad de transacción de un área en conservación.
Con mayores compromisos financieros, alcances más amplios y el respaldo de objetivos de biodiversidad y climáticos para toda la empresa, estos fondos e iniciativas contribuirán significativamente al capital privado disponible para inversiones en conservación de la biodiversidad.
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En 2010, en el marco de los objetivos de Aichi para la Biodiversidad, los gobiernos del mundo acordaron para 2020 eliminar, reducir o reformar los subsidios que perjudican a la biodiversidad. Pero los subsidios perjudiciales para la biodiversidad persisten. La OCDE calcula que, a escala mundial, las contribuciones a los combustibles fósiles y a la agricultura que son potencialmente los más perjudiciales para el ambiente ascienden a más de 800.000 millones de dólares al año.
Por otro lado, existen varios instrumentos políticos favorables a la biodiversidad que en más de 120 países han aplicado con éxito dentro de sus fronteras. Los más comunes son los impuestos, las tasas y los cánones, los permisos negociables, los subsidios motivados por el ambiente, el pago por servicios ecosistémicos y las compensaciones de biodiversidad. El sector privado colombiano, por ejemplo, se ve empujado a actuar por las directrices obligatorias del Gobierno que exigen que los proyectos de desarrollo previstos, como las infraestructuras mineras y los proyectos ferroviarios, marítimos, portuarios o aeroportuarios, diseñen proyectos para compensar los impactos residuales sobre la biodiversidad.
Sin embargo, aunque estos mecanismos existen, aún queda mucho por hacer para que se apliquen con éxito. Si tomamos como ejemplo las compensaciones de biodiversidad, aunque muchos países cuentan con políticas en una fase inicial destinadas a compensar los impactos residuales e inevitables de los proyectos de desarrollo, puede haber pocas pruebas de su aplicación o cumplimiento.
Nuestra esperanza es que la COP15, conduzca a la adopción ambiciosa e integradora del Marco Mundial para la Biodiversidad Post 2020, una estrategia a diez años que oriente la labor de los gobiernos y comprometa a la comunidad mundial en la construcción de un futuro en el que las personas coexistan en armonía con la naturaleza. Aunque los debates en foros como la COP15 sugieren que las políticas públicas adoptarán un enfoque cada vez más activo en la protección de la biodiversidad, los fondos públicos han demostrado hasta ahora ser insuficientes para detener la pérdida de biodiversidad. Necesitamos desesperadamente que el sector privado contribuya a colmar el déficit de financiación para proteger y restaurar la naturaleza de aquí a 2030.
El proyecto del Cañón del Río Alicante protege muchas especies únicas mediante el desarrollo de actividades de restauración productiva centradas en la recuperación de bosques y fuentes de agua.
Es probable que la divulgación de información relacionada con la naturaleza, ya sea voluntaria u obligatoria, se convierta en la norma en los próximos años. Entre ellas figuran iniciativas como Science Based Targets for Nature (SBTn) y Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD), que están estableciendo metodologías y marcos para empresas en mercados voluntarios, y la Taxonomía de la UE, que exigirá al sector privado que informe públicamente sobre riesgos e impactos relacionados con la naturaleza.
Los SBTs for Nature u objetivos basados en la ciencia para la naturaleza van más allá de la acción climática y ofrecen enfoques sistemáticos para reducir el riesgo de pérdida de naturaleza en cuatro áreas clave: agua dulce, biodiversidad, tierra y océanos. Estos nuevos objetivos están siendo desarrollados por la Red de Objetivos Basados en la ciencia, un gran consorcio de organizaciones que se unen a las entidades fundadoras de la Iniciativa de Objetivos Basados en la Ciencia para el Clima (WWF, Pacto Mundial de las Naciones Unidas, WRI y CDP).
Siguiendo los pasos del exitoso Taskforce on Climate-related Financial Disclosures (Grupo de trabajo sobre divulgación financiera relacionada con el clima), el TNFD fue lanzado en marzo de 2022. El principal objetivo del marco es promover la información y la actuación sobre los riesgos relacionados con la naturaleza, y apoyar un cambio en los flujos financieros hacia resultados positivos para esta. Este marco está estrechamente relacionado con los SBT para la Naturaleza, ya que incorpora pasos similares hacia la evaluación y la acción
El EU Taxonomy es un nuevo sistema de clasificación para establecer una lista de actividades económicas sostenibles, incluye criterios vinculados al "uso sostenible y la protección de los recursos hídricos y marinos", así como a la "protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas". A partir de 2022, los participantes en los mercados financieros y las empresas deberán divulgar esa información, aunque la divulgación de los seis objetivos ambientales, incluidos los relacionados con la biodiversidad, sólo será obligatoria a partir de 2023.
El proyecto de reforestación del Distrito de Conservación de Pierce mejora la calidad del agua y restaura el hábitat del salmón, al tiempo que mejora los espacios urbanos.
En última instancia, su cadena de valor corporativa no sería nada sin la biodiversidad y el agua limpia, el aire fresco y los demás servicios ecosistémicos que proporciona. Los inversores también lo saben, y muchos están empezando a tener en cuenta la pérdida de biodiversidad y las ganancias netas en sus portafolios de inversión para evaluar la capacidad de recuperación de las empresas en las que invierten.
Al mismo tiempo, la financiación y las políticas públicas siguen siendo insuficientes para proteger a las empresas de los riesgos que plantea la pérdida de biodiversidad. Preservar y restaurar la naturaleza ya no es responsabilidad de ONG, gobiernos y otras instituciones públicas. Las empresas privadas deben dar un paso al frente y mejorar su capacidad para medir y comprender sus efectos sobre la biodiversidad, al tiempo que aumentan sus esfuerzos y financiación para protegerla y restaurarla. Un buen punto de partida es cuantificar e incluso divulgar los riesgos, impactos y dependencias de su empresa en relación con la naturaleza, y utilizar esto como base para establecer objetivos claros e identificar formas de reducir la pérdida de biodiversidad dentro de su esfera de control. Paralelamente, las empresas también pueden invertir en soluciones basadas en la naturaleza o en créditos de biodiversidad que generen beneficios cuantificables hoy mismo.
Las empresas que decidan actuar hoy tendrán ventaja a la hora de blindar sus cadenas de suministro, su reputación y su licencia social para operar, al tiempo que ganan posiciones de liderazgo en la búsqueda mundial de la recuperación de la naturaleza.
South Pole recomienda a las empresas este enfoque para construir una relación con la naturaleza para el futuro.
Por eso contamos con expertos que saben exactamente qué es relevante para los líderes empresariales.
Biodiversity gives us life - an investment for our planet, our communities and our future.